A mí querido Pluto.
 
Puro amor, fuerte e imponente, era un Rey León y "lo sabía". Esto me trajo problemas pero me obligó a crecer, responsabilizarme, aceptar y ser consecuente con mis decisiones. Me dio fuerza en momentos difíciles y compañía con su presencia majestuosa. Disfruté mucho con él, grandes paseos por el monte, por la nieve, baños al atardecer en el Cantábrico ... surfeaba las olas como nadie. En cierta ocasión en el monte nos encontramos una manada de jabalíes, estaba oscuro y yo no los veía. El se acercó a mi y me rodeaba, me estaba "protegiendo". Lealtad y amor incondicional. No tengo palabra para darle las gracias por estos maravillosos 12 años junto a mí. Para siempre mi gran compañero y mi mejor amigo. Adiós Pluto, algún día nos volveremos a ver.
 
Elena Alvarez Laso